Los niños con autismo pueden obtener grandes ganancias a lo largo de la vida. Conozca las siguientes «banderas rojas» por edad:
Por 6 meses: Pocas o ninguna gran sonrisa o expresiones atractivas Limitado o sin contacto visual
A los 9 meses: Poco o ningún intercambio de sonidos, sonrisas u otras expresiones faciales.
A los 12 meses: Pequeños o ningún gesto balbuceante y de ida y vuelta, como señalar, mostrar, alcanzar o agitar. Poca o ninguna respuesta al nombre
A los 16 meses: Muy pocas o ninguna palabra
Por 24 meses: Muy pocas o ninguna frase significativa de dos palabras (sin incluir imitar o repetir)
Síntomas del autismo:
Un niño con TEA podría tener estos síntomas, aunque un niño típico también podría mostrar algunos de estos síntomas:
No responde a su nombre a los 12 meses de edad
No apunta a objetos para mostrar interés (apuntar a un avión volando) por 14 meses
No juega juegos «fingiendo» (pretender «alimentar» a una muñeca) por 18 meses
Evita el contacto visual y quiere estar solo
Tiene problemas para entender los sentimientos de otras personas o hablar de sus propios sentimientos
Ha retrasado las habilidades del habla y el lenguaje
Repite palabras o frases una y otra vez
Da respuestas no relacionadas a preguntas
Se molesta por cambios menores
Tiene intereses obsesivos n aletea sus manos o brazos, mece su cuerpo o gira en círculos
Tiene reacciones inusuales a la forma en que las cosas suenan, huelen, saben, se ven o se sienten
Consejos para amigos de la familia:
Para conocer a un niño con autismo, adultos y niños podrían probar algunas de estas estrategias:
Mantenga las conversaciones enfocadas y sencillas. Son pensadores literales: irán a la ventana a ver gatos y perros si dices que está «lloviendo gatos y perros».
Habla de lo que el chico quiere hablar. Algunos podrían estar obsesionados con ciertos temas, como superhéroes o trenes.
Ten paciencia. Los chicos con TEA a menudo tardan más en procesar la información.
Mantente positivo. Responden a un refuerzo positivo; ignorar el comportamiento de actuación.
Juegue con el niño o anime a sus hijos a jugar. A veces se comunican mejor y se sienten más tranquilos cuando se mueven o se centran en un juguete.
Sé cariñoso. Es posible que los niños no puedan expresar aprecio, pero la mayoría de ellos aman los abrazos.
Cree en ellos. Los niños con autismo están cultivando niños con un potencial desconocido; no definas al niño según el diagnóstico.
En la actualidad estuvimos acostumbrados a considerar al Autismo como un trastorno del neurodesarrollo, que afecta principalmente a las áreas de la comunicación social, el lenguaje, la interacción con otro y que incluso su forma de actuar es atípica en relación a otros niños que no poseen esta condición. Si bien esta denominación es avalada por el DSM-V (Manual Diagnostico y Estadístico de los trastornos Mentales) esta denominación acarrea consecuencias en la manera de pensar a estas personas, es decir, plantea al trastorno como una enfermedad, enfermedad cuya cura no existe, además de que genera estigmatización en las personas y caemos de nuevo en una pseudo diversidad en la sociedad que responde también a un modelo dominante que considera que lo normal estaría ubicado dentro de ciertos parámetros, ya sean leyes biológicas, psicológicas, y medidas de cuantificación.
Actualmente la perspectiva que ofrecen pensadores contemporáneos como por ejemplo Alexia Rattazzi, quien es psiquiatra infanto- juvenil (es miembro fundador delPrograma Argentino para Niños, Adolescentes y Adultos con Condiciones del Espectro Autista (PANAACEA), que fue creado con el objetivo de que exista un centro de referencia para todas las personas (niños, adolescentes y adultos) con condiciones del espectro autista y sus familias.), nos permite y habilita cuestionar estas concepciones que encasillan al autismo dentro de una enfermedad, posibilitando cambios en las posturas que aun siguen vigentes y que garantizan un cambio de paradigma. Esta condición se trata de una forma particular de percibir el mundo, de ser y de sentir. Son personas con talentos y muchos desafíos.
Esto nos lleva a hablar de neurodiversidad, lo que tiene relación con la capacidad que tiene una persona de pensar las cosas y de una manera diferente de cómo piensan las demás, a como procesamos la información, a cómo resolvemos las tareas, situaciones problemáticas. Este también configura un paradigma interesante para entendernos a nosotros mismos, con condición autista o no de manera diversa y además como partes integrantes de una misma sociedad.
TEA por CEA
Tengamos en cuenta que las personas somos totalmente diferentes, dentro de una cultura, diferentes en personalidad, dentro mismo de las familias e incluso si dos personas son hermanos gemelos, etc. Con esto quiero resaltar que si bien tenemos características en común, la diversidad es muchos compleja. Consideremos esto entonces para pensar en el concepto espectro. Este concepto engloba la gran amplitud de lo diferente dentro de la condición autista, es decir, a la gran sintomatología que comprende el espectro y refuerza la idea de diversidad. Alexia Rattazzi decía: “es una condición, una manera de procesar y de percibir las cosas, no por hacerlo de distinta manera se tiene un trastorno«
Otro de los grandes tópicos que plantea la profesional esla etiqueta constante a la que la sociedad somete a los individuos. «Es muy difícil no hacerlo, ya que es una tendencia compulsiva que tiene el cerebro, porque les da seguridad y confianza y la gente se asusta un poco al no saber qué esperar del otro, no tener en claro con qué te va a salir y es una de las grandes batallas: cambiar las creencias de las personas, invitarlos a pararse desde otro lugar«.
Una cuestión fundamental como profesionales de la salud mental es poder revisar nuestras prácticas y como nos dirigimos hacia esta condición, con que palabras hablamos de ello y como transmitimos a los padres dicho diagnostico porque lejos de estar preparados para escuchar un diagnostico CEA, se encuentran muy ansiosos, nerviosos, con mucha incertidumbre, con poca información precisa. Nos compete brindar información, acompañar a los padres, empoderarlos, ayudarles a tomar consciencia que ellos con un correcto acompañamiento y seguimiento, siempre se puede garantizar al hijo una mejor calidad de vida, haciéndoles entender que su hijo no tiene una enfermedad sino una manera distinta de entender el mundo y de conectarse con él y las personas que integran este mundo. Somos los responsables de generar y llevar tranquilidad a las familias desde un lugar profesional.
Puntualicemos algunas claves que configuran buenas prácticas en TEA:
Ante la complejidad del cuadro se necesita de una mirada interdisciplinaria y del trabajo colaborativo en equipo, que tenga en cuenta no solo las dificultades sino las posibilidades, el potencial y las fortalezas de cada niño o niña;
La detección y la intervención tempranas mejoran el pronóstico;
Los programas de tratamiento deben apuntar a los aprendizajes funcionales, la autonomía, la autodeterminación y la inclusión educativa y social;
Es fundamental compartir los objetivos de tratamiento, las orientaciones y las inquietudes con las familias;
Atender a las diferencias supone no negar la diversidad en los TEA, por eso hablamos de “autismos” y consideramos que la intervención no debe centrarse en los programas sino en las personas y su singularidad, privilegiando así la planificación centrada en la persona y sus posibilidades de aprendizaje y desarrollo.
Lo más importante es empoderar a la familia y que ellos sean los cuidadores primarios de las niñas y niños con espectro autista, porque son quienes tienen las herramientas y estrategias necesarias para proveer un ambiente óptimo de desarrollo de esos niños. Cuando decimos que lo que mejora la situación del niño con CEA es el amor o conexión emocional con el adulto, es porque sabemos que cuando un niño está enganchado con el adulto, motivado y disfrutando, en ese momento preciso es cuando más aprende cualquier tipo de habilidad, sea esta cognitiva, motora, de autorregulación emocional u otra. A veces ese enganche tienen que ver con el amor incondicional, con aceptar y amar sin condiciones, sin esperar que la otra persona te dé algo muy específico, es una forma de amor muy elevada. Cualquier persona que recibe amor incondicional de parte de sus cuidadores primarios tendrá ventajas en su desarrollo.
¿El cambio de mirada es posible?
«Mientras haya una intención de transformar la realidad se van a eliminar así las barreras que existen, los mitos y el desconocimiento. Es progresivo pero de a poco todo se puede», enfatiza Alexia Rattazzi.
El respeto y la amabilidad son piezas fundamentales, según Rattazzi. «Nada más tenes que ser buena persona para ser amable y poder cambiarle la vida a algún niño con CEA. Habla de la esencia de la persona, así que mi pedido en cada ámbito es ser amable, nada más».
La potencialidad de cada persona y el libre acceso de información son poderosas herramientas para el desarrollo de la vida cotidiana. A través de un cambio de mentalidad y un trabajo arduo es que se puede lograr hacer de éste un mundo más inclusivo y respetuoso de la diversidad, tratando de generar, no sólo un cambio de mirada con relación al autismo, sino también actitudes más amables por parte de todos los integrantes de la sociedad.
CEA en tiempo de Pandemia
Un tema actual como ser el vivir en un mundo que se encuentra atravesando una situación sanitaria muy delicada e importante, traspasa la vida de las personas en todo el mundo y no es indiferente para aquellas que tienen la condición del espectro autista. Por lo general ellas están acostumbradas a mantener patrones de comportamiento rutinarios, sin embargo, la cuarentena impuesta en varios países, para evitar la propagación del coronavirus ha alterado su estilo de vida.
Según Skeilly Castellanos, psicóloga educacional y especialista en TEA el hecho de haber dejado de asistir a su colegio, a sus actividades extra académicas, incluso haber dejado de asistir a las actividades terapéuticas, les representa un cambio en su dinámica; producto del encierro pueden empezar a aparecer nuevos indicadores de ansiedad, irritabilidad, llanto o alteraciones emocionales como respuesta al cambio repentino de sus actividades diarias. Esto, a su vez, se traduce en incomodidad o mayor susceptibilidad tanto en niños, como en adolescentes y adultos que están dentro del llamado espectro autista.
¿Qué pueden hacer los padres?
1.- Mantener la calma y la armonía, pues los niños y adolescentes van a percibir las energías negativas y esto generará más estrés y ansiedad.
2.- Comprender que los niños, independientemente del nivel académico que estén cursando, son infantes que necesitan moverse, jugar, hacer actividades motoras y físicas para drenar la energía.
3.- Tratar de hacer adaptaciones en casa que les puedan permitir a los niños recrearse con actividades.
4.- Regular los tiempos de exposición a dispositivos electrónicos como televisión, tablet, computadora o teléfono. Mucho más si es antes de la hora de dormir porque entonces el sueño será poco reparador y la consecuencia es una conducta irritable.
Skeilly Castellanos advirtió que hablar de una rutina específica va a depender de la realidad y capacidad de cada familia. Destacó los siguientes datos:
1.– Pautar una hora para levantarse un poco más tarde de la usual para ir al colegio. Luego de esto, asearse.
2.– Al momento de desayunar, almorzar o cenar, hacerlo en familia y sin exposición a la televisión.
3.– Dedicar una hora o 45 minutos a hacer actividades académicas en la mañana cuando el cerebro está descansado.
4.- Luego de las tareas es necesario hacer espacio para un receso, donde los niños o adolescentes puedan hacer alguna actividad divertida que les guste. Esto puede ser hasta la hora de almuerzo.
5.– Después de almuerzo se puede hacer otra hora de actividades académicas, pero necesariamente diferente a lo que ya se realizó en la mañana. Al final de esta hora, el niño puede hacer manualidades o alguna otra cosa de su agrado que involucre creatividad.
Hablar de autismo es una tarea compleja ya que se trata de un trastorno del que si bien tenemos mucha información, todavía no se conoce precisamente la causa que provoca Autismo pero de lo que estamos seguros es que afecta a las distintas esferas que constituyen a una persona, en especial la esfera de interacción social y comunicativa.
Algunos niños autistas pueden parecer mostrar síntomas desde el nacimiento, mientras que otros pueden desarrollar signos más obvios a medida que crecen. Por lo general este tipo de condicion se diagnostica a partir de los dos años en adelante y los síntomas que se manifiestan pueden ser muy distintos a momentos anteriores de su desarrollo integral. Estos síntomas pueden variar en cada persona, siendo los más comunes, deterioro de la comunicación, falta de interacción con el entorno y las personas, escaso contacto físico, no entablan o evitan contacto visual, pueden utilizar un lenguaje poco convencional que va desde la ecolalia hasta lenguaje monosilábico dependiendo del nivel de autismo, establecen patrones de conductas repetitivas.
Las personas autistas prosperan con la rutina y la capacidad de predecir los resultados de ciertos comportamientos y lugares. Una interrupción de la rutina o la exposición a entornos ruidosos y sobreestimulantes pueden abrumar a una persona autista, provocando arrebatos de ira, frustración, angustia o tristeza.
Ninguna prueba específica puede diagnosticar el autismo, su diagnostico es difícil a simple vista y por el momento no tiene una cura sustancial. Los médicos llegan a un diagnóstico a través de los informes de comportamiento de los padres, la observación y al descartar otras afecciones que pueden presentar síntomas similares. Por ello es necesario recalcar que como se trata de un espectro, esta condición presenta una gran variedad de síntomas y gravedad dentro misma del TEA.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU (CDC), aproximadamente 1 de cada 54 niños recibe un diagnóstico de autismo .
La denominación que sea hace de autismo “TEA” (trastorno del espectro autista) designa un término genérico que representa una serie de condiciones del neurodesarrollo. Así también esta afección recibe otro tipo de denominaciones por parte de las comunidades sociales que la perciben como una condición de vida.
En la edición más reciente de las pautas de diagnóstico de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, conocida como Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), han agregado los siguientes trastornos a la categoría de TEA:
Síndrome de Asperger
trastorno desintegrativo infantil
trastornos generalizados del desarrollo no especificados de otra manera.
Hallazgos científicos: “El autismo y el microbioma intestinal”.
Según las investigaciones que se llevaron a cabo recientemente podríamos entender que una de las aristas que componen a esta condicion, estaría vinculada a un anormal funcionamiento del sistema inmunológico, en relación con el metabolismo y el sistema nervioso de las personas. ¿Que quiere decir esto? Uno de los órganos que cobra gran protagonismo en este análisis es nuestro intestino y un delicado equilibrio nutricional. El sistema inmunológico funciona de forma coordinada para controlar el cuerpo en busca de gérmenes o sustancias que puedan ocasionar problemas.
Las bacterias intestinales pueden contribuir directamente al desarrollo de comportamientos similares al autismo, según los resultados de un nuevo estudio en ratones. En su estudio, que aparece en la revista CELL, los investigadores del Instituto de Tecnología de California (Caltech) en Pasadena se basaron en el trabajo de estudios anteriores que identificaron diferencias en los microbiomas de las personas con y sin TEA.
El microbioma es el nombre de los genomas colectivos que pertenecen a las comunidades de microorganismos que habitan el intestino humano. El microbioma es un legado del genoma humano el cual forma una parte importante en la función del cuerpo humano, sobre todo en la protección contra agentes infecciosos (sistema inmune).
En los últimos años, numerosos estudios han revelado diferencias en la composición bacteriana del microbioma intestinal entre individuos con TEA y personas neurotípicas”, dice el autor Sarkis Mazmanian. Sin embargo, aunque esta investigación anterior identifica asociaciones potencialmente importantes, no puede resolver si los cambios observados en el microbioma son una consecuencia de tener TEA o si contribuyen a los síntomas.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informan que aproximadamente uno de cada 59 niños en los Estados Unidos ha recibido un diagnóstico de TEA, que es aproximadamente cuatro veces más común en niños que en niñas y ocurre en todos los grupos socioeconómicos, étnicos y raciales.
Estudio en ratones
Los investigadores de Caltech utilizaron ratones de laboratorio que habían criado para que carecieran de microbioma. Trasplantaron bacterias de las entrañas de niños con TEA a un grupo de estos ratones «libres de gérmenes».
Para crear un grupo de control, el equipo trasplantó bacterias intestinales de personas sin autismo a otro grupo de ratones libres de gérmenes.
¿Entonces qué pasó? El equipo de Caltech descubrió que los ratones con microorganismos trasplantados de niños con TEA comenzaron a mostrar comportamientos similares a los que son característicos del autismo en humanos.
Estos ratones eran menos vocales que los ratones del grupo de control. También tendían a participar en comportamientos más repetitivos y pasaban menos tiempo interactuando con otros ratones.
Los cerebros de los ratones que recibieron microbiota de niños autistas también exhibieron alteraciones en la expresión génica, y los investigadores notaron cambios en los niveles de moléculas llamadas metabolitos. En particular, los metabolitos ácido 5-aminovalérico (5AV) y taurina estaban presentes en niveles más bajos en los cerebros de los ratones con microbiota TEA.
Los investigadores pensaron que esto podría ser significativo porque estos metabolitos afectan los receptores del ácido gamma-aminobutírico (GABA) en el cerebro, que ayudan a regular la comunicación entre las células cerebrales. Una característica del TEA es un desequilibrio en la relación entre la excitación y la inhibición en esta comunicación neuronal.
Asociación interesantes entre microbioma y buena salud
Aunque no existe evidencia directa de que los síntomas gastrointestinales y el TEA tengan una relación causa-efecto, los estudios han sugerido que el intestino tiene un papel importante en la etiología del TEA
Recientemente, las interacciones entre el intestino y el cerebro en ASD han recibido una atención considerable. Durante milenios, la microbiota seleccionada se ha convertido en residente en el tracto gastrointestinal humano, que está integrado con el sistema inmunológico, el metabolismo y el sistema nervioso. Estas bacterias adaptadas al intestino y sus metabolitos podrían tener un papel fundamental en la fisiopatología del TEA.
Los estudios en roedores han indicado que la microbiota intestinal parece influir en el desarrollo de conductas emocionales y sistemas de neurotransmisores cerebrales, lo que sugiere además la existencia de un eje microbiota intestino-cerebro. La microbiota intestinal ha asumido su posición legítima como un componente crítico del eje cerebro-intestino, destacando su impacto potencial en el comportamiento y el estado de ánimo a nivel del sistema nervioso central.
Además, en algunos casos, la remodelación de la microbiota intestinal mediante la administración de antibióticos y la terapia de transferencia de microbiota alivió los síntomas del TEA. La aplicación de probióticos podría influir en la composición de la microbiota y la función de barrera intestinal y alterar la respuesta inmunitaria de las mucosas. Hay varios posibles mecanismos relacionados con los microbios implicados en el TEA, como la ruptura de la integridad intestinal inducida por la disbiosis, la producción de toxinas y las anomalías inmunológicas y metabólicas . Un cambio microbiano en el intestino de los ratones produce cambios en los metabolitos séricos e induce un fenotipo de comportamiento autista. Además, muchos estudios han reportado disbiosis de la microbiota intestinal en personas con TEA
La microbiota intestinal
Es fundamental para mantener una adecuada salud intestinal y es clave para la salud general del organismo, estando implicada en el metabolismo, la inmunidad y la defensa frente a la colonización por microorganismos patógenos que cuidemos nuestro cuerpo, que podamos ejercitarnos varias veces por semana, prestar real importancia a cuáles son nuestros habitos alimenticios, es decir, comer sano, tomar bastante agua etc.
El epitelio intestinal tiene una función selectiva para absorber nutrientes alimentarios, y rechazar sustancias que podrían dañar seriamente al organismo, Esta función se ve alterada por distintos motivos: dietas desequilibradas, tratamientos farmacológicos, estrés, etc, pudiendo provocar que las uniones entre las células permanezcan abiertas, permitiendo la absorción incontrolada de componentes alimentarios en proceso de digestión.
Se genera, entonces, un síndrome de intestino permeable. Esta permeabilidad intestinal permite el paso de sustancias presentes en el intestino hacia la sangre.
La entrada de antígenos en la circulación -bacterias, virus, parásitos, xenobióticos, proteínas dietéticas- provoca diferentes daños a nivel sistémico.
El equilibrio normal de la microbiota intestinal
El delicado equilibrio que normalmente existe entre las bacterias útiles y las bacterias perjudiciales del intestino puede cambiar. Si eso ocurre, las bacterias útiles pueden perder su capacidad para desarrollar sus funciones en la protección de la salud de las personas. Los antibióticos, una nutrición inadecuada, inflamación, estrés, y otros factores pueden comprometer tanto el número como el funcionamiento de las bacterias útiles que hay en el intestino. Este desequilibrio entre el número o proporción de microorganismos amigables y patógenos dentro del intestino humano se conoce como disbiosis.
La disbiosis es una situación de desequilibrio en la que hay exceso de flora intestinal patógena con efectos nocivos en el cuerpo humano. Esta pérdida del equilibrio está asociada con una amplia gama de trastornos que incluyen diarrea, síndrome del intestino irritable, enfermedades inflamatorias intestinales, cáncer colorrectal, así como ciertas enfermedades hepáticas, alergias, la obesidad, la diabetes de tipo dos y la celiaquía.
Las alteraciones de la composición de la microbiota intestinal también afectan al sistema nervioso central, ya que el intestino y el cerebro están conectados a través de un sinfín de vías de comunicación utilizadas por metabolitos bacterianos y transmisores. Incluso ciertos trastornos mentales y del desarrollo neurológico, como por ejemplo la depresión, la ansiedad y el autismo, puedan estar relacionados con la disbiosis de la microbiota intestinal.
Pág. Web: Psiquiatría frontal. Publicado en línea el 17 de julio de 2019), información en ingles (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6673757/#B9)